TOULOUSE
Un paseo: aunque el viajero visitó la ciudad en condiciones especialmente inusuales, siempre recordará las plácidas caminatas a orillas del Garona o del Canal, junto a las barcazas y a los plácidos tolosanos que gozaban de la clemente primavera. Un restaurante: La variada y energética dieta occitana tiene platos ineludibles de fama universal que no han perdido ni su sabor ni su vigor, de modo que, salvo por cuestiones endocrinas, el viajero los recomienda vivamente. Aunque modestos figones, tanto La Taverne de Brennus como Au Gascon ofrecen una carta acertada y económica. Véase, pues... Una visita: Si se tiene algo más de tiempo, se recomienda una visita a la ciudad de Albi (que merece por sí sola una entrada en el blog) o a Cordes-sur-Ciel , sitios ambos con un perfume de historia sangrienta y heroica. En cambio, si el viajero no quiere alejarse tanto, la visita a la Cité de l'Espace o a la factoría Airbus podría ser sorprendentemente positiva. La opción más clási