SANTIAGO DE COMPOSTELA
Un paseo: El viajero sabrá buscar en esta ciudad la calma que tienen sus callejuelas, lejos del peregrino tumulto, y aunque no esté de más frecuentar los lugares tradicionales, el jubileo habrá de encontrarlo en el dédalo de empedrados recodos, casi siempre resbaladizos.
Un restaurante: En ocasiones hay que hacerse fuerte en una mesa, atrincherarse en ella y no dejar de pedir hasta que la cordura se imponga, y aun así... Para estos casos está La Tita, donde con un vinito te sirven una tortilla de buen porte. Luego vendrán los calamares, el pulpo,..., el pack del peregrino apócrifo.
Una visita: De acuerdo, hay que visitar la catedral, pero hay que hacerlo con una perspectiva crítica en la que se valore la maestría del románico frente al agobiante exceso del barroco. para eso se recomienda darle la espalda al altar... Lo demás viene solo.
Un recuerdo: Siendo una ciudad menuda, el viajero no olvidará sus enormes méritos, pero de todos ellos siempre guardará el gozo de poder resguardarse de tanta lluvia en refugios amables.
De Santiago de Compostela siempre hay algo que decir,aunque la visites con frecuencia te sorprenderá por lo maravillosa que es en cualquier ocasión.
ResponderEliminarUn saludo Juan M.
Puri
Hacía años que no iba, y vaya si me acordaba, pero también es fabuloso lo distinta que la he visto, para bien, claro.
Eliminarun saludo
JM
Santiago es espectacular sobre todo por su ambiente...
ResponderEliminarSantiago es espectacular sobre todo por su ambiente...
ResponderEliminarEs una ciudad fabulosa, sin duda.
EliminarUn saludo
JM