BUENOS AIRES
Un paseo: de librería en librería, de café en café, nos llegará el mediodía sin darnos cuenta. Deambular es posible, pero entre las estanterías, porque la avenida Corrientes es un eje de viandantes y de vehículos. Y entre tanto bullicio, aún se pueden encontrar gangas. Pero de veras lo mejor para el paseo es San Telmo, el barrio más amable de la ciudad.
Un restaurante: los amantes del pescado y no digamos los vegetarianos puede que se lleven una rara impresión de la cocina bonaerense, pero todo tiene arreglo. Nosotros, omnívoros militantes, iremos a los clásicos asados, aunque sin olvidar las empanadas -no se llaman empanadillas, que luego me riñen-. La cosa se pone seria en La Antigua Tasca de Cuchilleros, en San Telmo.
Una visita: las distancias en esta ciudad son enormes, así que se debería contar con un medio de locomoción. El colectivo o un taxi son la solución ideal para ir a La Boca y contemplar la galería de arte popular que es Caminito.
Un recuerdo: sí, ese acento que se nos ha metido en el oído será un buen recuerdo, o las piernas de una tanguera puliendo los adoquines. Para no venirse arriba y descontrolar, mejor embarcamos unas dulzuras de otra naturaleza, como una caja.
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