KARLSRUHE
UN PASEO : Industriosa ciudad que no deja de crecer y de hacer obras para seguir ensanchándose, tiene sin embargo un lado apacible en los alrededores del Castillo , especialmente un parque donde es fácil olvidarse del tiempo. El jardín botánico y el propio edificio merecen la pena como marco de nuestro caminar ocioso en una ciudad de 300 años trazada según un plano ordenado. UN RESTAURANTE : La cocina alemana meridional se asemeja al cliché que a veces nos cuentan, pero es mejor acercarse a esa gastronomía para apreciar una dieta equilibrada pese a lo contundente. El viajero no dudó en enfrentarse al estereotipo y quedó fascinado en Der Vogelbräu , una cervecería de gente local. UNA VISITA : Indispensable para los amantes de los edificios industriales reconvertidos en museos y centros de exposición, el ZKM fue la sorpresa para el viajero, que habría querido quedarse más tiempo. Atención, se ofrece fruta fresca a los visitantes. ¡Maravilloso! UN RECUERDO : Acostumbra