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Mostrando entradas de noviembre, 2022

LLANES

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Un paseo:  La indiana y turística ciudad costera no deja de ser un destino recomendable y más que apetecible por su arquitectura, por su inmejorable situación y por el olor de sus calles: mar, sofrito, eucaliptos. El viajero seguirá camino por donde su nariz le indique, que siempre acertará. Una visita:  Si no podemos ir a los bufones de Pría (ojo, que sin temporal también está bonito aquello), podemos exponernos al viento cantábrico sobre el espigón del puerto, con ese hormigón decorado y colorista desde donde en días claros, dicen, se puede ver el polo norte. Un restaurante:  Seamos de buen saque o de gustos más modestos, la ciudad tendrá para todos los paladares, pero si además queremos tener unas vistas sobre el puerto, entonces se recomienda una hermosa dorada en El Bálamu . Sin palabras. Un recuerdo:  Los habrá que se lleven a casa la imagen imborrable del mar embravecido y quienes se lleven una bandejita de dulzuras asturianas como las pomaradas y otros caprichos.

ZAMORA

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Un paseo: Ya sabía el viajero que la visita de Zamora , como dice el dicho, le iba a llevar más de una hora, eso sí, muy bien empleada, especialmente si sale un día luminoso. La ciudad es menuda, pero tiene mucho que ver, tanto viejo como moderno, y todo está al lado, así que un madrugón será muy provechoso, pero sin prisa, que hay tiempo. Una visita: El que no sea de románico , cosa que se entenderá como un error, aunque podrá ver otras cosas, se perderá las decenas de joyas medievales que contiene Zamora.  Un restaurante: La oferta gastronómica local es variada y dará con el gusto de quienes quieran probar un copioso arroz a la zamorana o unos sorprendentes pinchos en las callejuelas estrechas. De todo hay en la calle de los Herreros. Un recuerdo: El viajero que mire hacia arriba verá en Zamora aquello que tal vez vino a buscar, y con esos colores tan sencillos se irá de vuelta con ganas de regresar.