LLANES
Un paseo: La indiana y turística ciudad costera no deja de ser un destino recomendable y más que apetecible por su arquitectura, por su inmejorable situación y por el olor de sus calles: mar, sofrito, eucaliptos. El viajero seguirá camino por donde su nariz le indique, que siempre acertará. Una visita: Si no podemos ir a los bufones de Pría (ojo, que sin temporal también está bonito aquello), podemos exponernos al viento cantábrico sobre el espigón del puerto, con ese hormigón decorado y colorista desde donde en días claros, dicen, se puede ver el polo norte. Un restaurante: Seamos de buen saque o de gustos más modestos, la ciudad tendrá para todos los paladares, pero si además queremos tener unas vistas sobre el puerto, entonces se recomienda una hermosa dorada en El Bálamu . Sin palabras. Un recuerdo: Los habrá que se lleven a casa la imagen imborrable del mar embravecido y quienes se lleven una bandejita de dulzuras asturianas como las pomaradas y otros caprichos.