FIGUERES

Un paseo: esta localidad tan ligada a la figura de Dalí tiene el inconveniente de que parece esconder un patrimonio monumental interesante en el que destaca un catálogo de edificios modernistas. El casco antiguo será nuestro escenario para el paseo matinal. También la bici ofrece muchas posibilidades.
Un restaurante: no hace falta caminar mucho para encontrarse con algún sitio tradicional en el que dar de comer a tanto visitante. El viajero, que no frecuenta los salones de franquicia, aceptó entrar en Can Punyetes y, desde entonces, es un adepto de su escalivada.
 
Una visita: a nadie le sorprenderá la elección para la visita, así que iremos a ver el Museu-Dalí. Haber entrado en las casas modenistas tampoco habria sido una mala opción, pero claro,...
Un recuerdo: todo el mundo habla de las cebollas de Figueres, pero cualquiera explica en casa que es el reduerdo que les has traído. El viajero, sin alejarse mucho de la tendencia de regalar alimentos, se decanta por un clásico del Alt Empordà.

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