LEKEITIO
Un paseo: todo está muy recogidito en esta ciudad para el viajero, así que nunca nos saldremos de un área delimitada por el mar y el monte. Se recomienda, como es de entender, acercarse al muelle y escuchar a los pescadores alardear de capturas. Cuidado na vaya a romper una ola.

Un restaurante: si de la mar el mero, en el restaurante Kaia se come mero y todo lo demás. Tiene terraza, y eso es un atractivo más. El viajero probó un menú con sapito de segundo... El resto no hay que contarlo.

Una visita: es casi un paseo y casi una visita, pero el viajero la recomienda como sensación turística. La playa de Isuntza tiene de frente la islita de San Nicolás a la que casi se llegaría andando. La idea es acercarse hasta allí, remontar el corto relieve y quedarse a mirar un rato la calma de la ciudad.

Un recuerdo: las villas marineras transforman al visitante urbano en un lobo de mar, al menos en la parte externa. El viajero se quedó con las ganas de un auténtico impermeable, pero viniendo de una zona esteparia, pronto se conformó con habérselo probado. Los marinos de secano son así.

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