MANCHESTER

Un paseo: es muy tentador alejarse un poco de la ciudad y adentrarse en los verdes senderos de la campiña, pero dependerá del tiempo, así que elegir un parque puede sustituir a la aventura. El viajero recuerda un tranquilo paseo por entre las lápidas del cementerio de una iglesia, pero seguramente esto desanimará a algunos. Por eso la propuesta será vagar por los puentes de Manchester Canal. Todo un lujo.
 
Un restaurante: de joven, recuerda el viajero que la cocina local era muy limitada, y por eso se abonó a una dieta indopakistaní deliciosa. El consejo es elegir alguno de la cadena Rajdoot Tandoori y dejarse llevar. En ciertos locales, como no hay licencia para bebidas alcohólicas, uno puede traerse su vinito o su cerveza y encargar la comida. El viajero es un ferviente defensor de esta fórmula.
 
Una visita:seguramente muchos acudirán al famoso estadio de Old Trafford, pero el viajero, aunque aficionado al buen fútbol, en particular al que se disfruta en el Vicente Calderón, propone una experiencia impagable en la biblioteca John Rylands, donde la vista se nos nublará con tal arquitectura.
 
Un recuerdo: el viajero recuerda cómo todo el mundo se llevaba cosas de aquel pub llamado The Church, cuya dirección ignora, por razones comprensibles, pero estaba en el centro o tal vez de camino a Oldham. Que nadie dude en llevarse algo así.

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