MÚNICH
Una paseo: hay ciudades cuyo casco histórico es un espacio preparado para deambular sin más objetivo que ese mismo. Pero vamos a proponer un paseo por el Olympiapark, donde se respira un fresco aire bávaro. Caminata muy recomendable.
Un restaurante: la oferta es muy variada, pero renunciaremos a los biergärten para buscar un formato más convencional pero con sello cervecero, como la Spatenhaus, en Residenzstrasse 12, con precios muy correctos y un menú típico pero convincente.
Una visita: nadie nos obliga a revivir los tópicos, pero como no tenemos mucho tiempo como para ir al museo de los expresionistas, a 70 kilómetros de Múnich, vamos a meternos en la Hofbräuhaus pero haremos la visita con una perspectiva etnográfica y antropológica. ¿Y si lo curioso fuera ver el edificio y además sobrio?
Un recuerdo: el día en que los bretzel alcancen la reputación de la que gozan los demás manjares bávaros, ese día nos habremos dado cuenta del error en el que hemos vivido tantos años.
Comentarios
Publicar un comentario