OVIEDO

Un paseo: desde Oviedo hasta Santa María del Naranco es cuesta arriba, pero la bajada siempre es más cómoda. El camino desde la ciudad hasta el edificio es muy agradable, incluso con lluvia. Una caminata matutina nos abrirá el apetito y también nos alegrará la vista con un paisaje rústico y sencillo.
Un restaurante: el eterno debate acerca de la mejor fabada -porque comeremos fabada- no se resolverá con nuestra opinión, así que vayamos al que más cerca nos quede. La de Casa Conrado es tremenda, incluso tomada de segundo tras unas anchoas de primero para compartir. No deberíamos descartar alguna sidrería.
Una visita: andandito se va uno a digerir el almuerzo hasta la iglesia de San Julián de los Prados, y allí reposa, sea dentro en un banco o fuera sobre la hierba del parque. El arte románico, pre o post, es de obligada visita.
Un recuerdo: si nos lo encontramos por ahí, desaliñado como es él, pongámosle una mano en el hombro, sonriamos, hablémosle de cuál es la película que más nos gustó. Él se deja retratar con gusto.

Comentarios

  1. Para la próxima me apunto tus consejos amigo.
    Interesante blog.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer, Yolanda, es viajar para que otros completen mis pasos.
      Un besazo, amiga.
      JM

      Eliminar

Publicar un comentario