TALLÍN

Un paseo: sus calles son el mejor paseo. Esta ciudad menuda y coqueta se ha restaurado sin excesos y se ha convertido en un destino apacible para el turista slow.
Un restaurante: con ese mar tan lleno de abundancias, la cocina estonia nos tiene que seducir con los arenques.
Una visita: en medio de la Raekoja plats, la plaza principal, hay un mercado que, aunque lleno de turistas, ofrece cosas de verdad, desde utensilios de cocina hasta almendras garrapiñadas.

Un recuerdo: una vez, en un bar, algunos viajeros experimentados señalaron a las estonias como las mujeres más guapas en general. El caso es que son así, no hacen nada especial para ser como son. Bueno, pues ese será nuestro recuerdo.

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