COMILLAS

Un paseo: según se encuentre el viajero así hará, porque tiene para elegir el alto y el llano, que se ven el uno desde el otro. Se recomienda empezar por las playas, sobre todo si están despejadas de gente, y continuar subiendo hacia los promontorios donde hay con qué regalarse la vista.
Un restaurante: si a uno le llega la hora de comer y es pleno invierno, concretamente dos de enero, fechas de descanso para los restaurantes, lo normal es que tenga que conformarse con un menú del día, aunque podrá deleitarse con un cocido montañés de plato único a buen precio en El Pazo, donde nadie se ha quedado con hambre nunca.
Una visita: el viajero tiene experiencia en esto, así que recomienda que, si se ha comido mucho, se hagan las visitas antes. Una vez dicho, todos estarán de acuerdo con que El Capricho de Gaudí es el objetivo. La envidia es muy mala.
Un recuerdo: aunque es arriesgado, llevarse algo de este palacete de veraneo sería una manera de decirle al propietario que nos ha gustado, así que, por qué no llevarse uno de los emblemas de la casa.

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