LAREDO

Un paseo: otra cosa no, pero pasear es algo que se puede hacer hasta caer rendido, sobre todo el primero de enero, porque la gente parece estar dormida o incluso fuera de la localidad, lo que nos deja en exclusiva lo largo y ancho de la línea de costa.

Un restaurante: al viajero le hablaron de varios restaurantes de los que no puede dar fe sino por lo que otros dijeron, pero sí probó uno del que da fe y que era el único abierto el día de año nuevo, La Cabaña, donde comió una hamburguesa copiosa y bien aderezada. También le sumó un verdejo y unas anchoas.

Una visita: si uno es de monumentos, algunos hay en esta ciudad balnearia, pero al viajero le llamó la atención el centro cultural Doctor Velasco, en pleno centro, y que parecía cumplir con su cometido.

Un recuerdo: el enigma de la ciudad es identificar de dónde viene ese olor a canela, regaliz y otros perfumes que viene de las dunas.

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