PONTEVEDRA

Un paseo: Decían algunos locales, cuando se propuso la idea, que el casco urbano peatonal sería una desgracia. Ahora se callan, porque menuda delicia de ciudad que ha quedado con todo el mundo a pie. Y a pie se hará el paseo por las calles, eso sí, cuidándose de no irse muy lejos, que la ciudad es pequeña, por lo que se recomienda una ronda de vinos con varias escalas en las fabulosas plazas. Si uno se ha lijado las suelas de los zapatos por las callejuelas, entonces podrá salirse hasta la ría o, por qué no, dejarse llevar por un riachuelo en la senda fluvial Dos Gafos. Vayamos por donde vayamos, seguro que nos cruzamos con algún pintoresco personaje...

Un restaurante: Por oferta que no sea, pero si uno es de paladar intrépido, seguro que se pasa por las delicias de fusión del Bagos o los innovadores manjares de La Ultramar, donde te lo ponen para llevar si no has podido con todo ello sentadito.
Una visita: Por extraño que parezca y sin hacerles un feo a las hermosas iglesias locales, el viajero debería disfrutar del los floridos camelios que abundan en la ciudad, en particular los del parque cercano al convento de San Francisco o alrededor de la Peregrina.

Un recuerdo: Esta ciudad, por menuda y concentrada, dejará en la memoria del viajero varias cosas hechas y muchas más por hacer. Y ahí reside el misterio que, a veces, se plasma en las paredes...

Comentarios

  1. Coincido en todo contigo Juan M, Pontevedra es una hermosa ciudad,yo la frecuento mucho por aquello de la vecindad.Tiene rincones muy bonitos, aparte de sus placeres gastronómicos.
    Saludos Juan M.
    Puri

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    1. Vaya que está bien, incluso bajo la lluvia.
      Un saludo
      JM

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  2. Pontevedra es una villa tranquila donde da gusto pasear....

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  3. Pontevedra es una villa tranquila donde da gusto pasear....

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    1. Desde luego, y si lueve, los bares están a cubierto.
      Gracias
      JM

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