SITGES

UN PASEO: Decidió el viajero acercarse a El Garraf tras un largo periodo de pandemia y vio que la gente tenía ganas de inundar las calles de ruido y gozo, por lo que Sitges reunía todo aquello que busca uno para desconectar. Si además hay un festival de cine, jornadas de patrimonio y una degustación de vinos, entonces la jornada es perfecta. El resto es dejarse llevar por las calles, de la cima al mar.

UN RESTAURANTE: No esconde el viajero su pasión por la buena mesa, y en la costa nunca perdonará un arroz por muy extravagante que se lo sirvan. En La Zorra encontró sentido el palíndromo "dábale arroz a la zorra el abad" con vieiras y salmorejo, recomendable hasta para puristas.

UNA VISITA: Calle arriba y calle abajo, la ciudad tiene mucho que ver, pero de entre todos los edificios destaca el Palau de Maricel, fabuloso espacio y rincón de calma.

UN RECUERDO: En Sitges encontró el viajero una imagen para ilustrar la extraña sensación tras la pandemia. Viajar es recordar lo que se ve y lo que no se ha podido ver por culpa de esta pandemia de M...



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