ALMAGRO

Un paseo: La plácida ciudad manchega contiene un patrimonio que habla de un pasado glorioso, hoy venido a menos, pero con gran potencial, así que, a pie o en bicicleta, merece la pena callejear sin rumbo e ir descubriendo el encanto apacible de sus calles y plazas. Se recomienda la visita guiada.

Una visita: El viajero está obligado a romper la cuarta pared del inigualable corral de comedias donde se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico, evento en torno al que gira buena parte de la actividad cultural de la ciudad. Esta joya es en sí misma un placer para los sentidos.

Un restaurante: Y si de clásicos hablamos, nada más manchego que el pisto, ese modesto plato que, con productos de la tierra, alimenta al viajero cansado. Hasta el restaurante El Corregidor se acercó el viajero, que acertó por completo, y así lo recomienda.

Un recuerdo: La Mancha es tierra de locos, de conquistadores y de sabores de ensueño, y los sueños sueños son, pero nada nos impide echarle teatro a lo que hacemos.



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