PRAGA

Un paseo: La capital checa es el pastel y la guinda del turismo local, y eso mismo la acerca al abismo de la masificación. Pese a todo, qué gran placer es callejear por su histórico empedrado, toda una joya centroeuropea.

Un restaurante: La sana costumbre de comer sopas de verduras ya es un buen motivo para entrar en un restaurante y dejarse llevar por el aroma a hinojo, puerro y setas. En Kolkovna Celnice fue así.

Una visita: Cuando el gentío empiece a arrastrarnos, giremos por algún recodo hasta un mercadillo y pensemos en adquirir un recuerdo o una postal.

Un recuerdo: Sea larga o corta la estancia, el viajero nunca olvidará los momentos de calma y regocijo ante una cerveza de aquí.





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