CANFRANC ESTACIÓN
Un paseo: El caminante comprobará que pasear por aquí es, como mínimo, senderismo, pero también un placer para quienes quieren ponerse a prueba o para quienes se conforman con una ruta suave de alta montaña por las laderas pirenaicas. Las historias de guerra, estraperlo y espionaje son visibles aún en el túnel, la estación, ahora un exclusivo hotel, y en los paneles que nos cuentan un pasado heroico y novelesco. Es como estar a un paso del cielo.
Un restaurante: Desde las raciones de la calle central hasta el lujo del hotel, hay para todos, aunque el menú del Boj Santa Cristina tiene su cosita.
Una visita: Los episodios bélicos han dejado un patrimonio algo olvidado aunque muy interesante, como los refugios subterráneos que salpican los aledaños del pueblo.
Un recuerdo: El viajero siempre recordará el sonido entre inquietante y apacible de los bosques de altitud, que tienen un ligero acento francés.
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